Si tuviera que elegir momentos especiales de mi vida que se han quedado grabados en mi mente y en mi corazón, entre ellos estaría el de la Coronación de María Auxiliadora el 10 de mayo de 2009.
Para mí, antiguo alumno salesiano y vecino del barrio, fue un día grande, un día muy especial, como para cualquier otro devoto de María Auxiliadora. Es muy difícil ponerle palabras a los sentimientos que ese día brotaron en mi: ver el bulevar con tantísimas personas, el momento propio de la Coronación y el traslado previo desde la Santa Iglesia Catedral, la ilusión del cortejo que la acompañaba, la felicidad que se respiraba en el ambiente...
A veces, cuando necesito ayuda, cuando quiero dar gracias por algo, acudo a Ella, que como bien me enseñaron durante tantos años en el colegio: "Ella lo ha hecho todo". Fue entonces y es ahora cuando el recuerdo de un viejo sacerdote vuelve a mi mente y me hace sonreir, pues, aunque ya no se encuentra entre nosotros D. José Moyano sigue recordándome que: "a María Auxiliadora hay que metérsela en la mismísima mollera".
Por él, por Ella y por todos los que sintieron ese día, un día grande y especial, quiero dedicarle esta entrada.
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